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sandplay (cajas de arena)

Sandplay es una forma de terapia no verbal, no racional y proyectiva.

Se trata de una modalidad terapéutica reconocida para niñas y adultas, desarrollada por la psicoterapeuta suiza y profesora Dora Kalff, basada en la psicología de C. G. Jung y en el trabajo de la psiquiatra infantil Margarita Lowenfeld.

Resulta especialmente útil para identificar y solucionar los conflictos internos, así como para penetrar en las profundidades de la personalidad. También facilita que los asuntos más profundos de la psique sean movilizados, reconocidos e integrados de forma natural y segura.

La técnica parte del postulado de que en lo profundo del subconsciente de cada persona existe una tendencia natural dirigida a la sanación, el crecimiento y la plenitud. Si se dan las condiciones adecuadas, esta tendencia natural se activa.

Sandplay establece un espacio libre y protegido. En este tipo de terapia, la terapeuta no interpreta, interfiere o dirige la expresión simbólica de la persona, sino que mantiene una actitud de receptividad y aceptación, acompañando a que esta tome conciencia sin censura.

Para acceder a esta conciencia, se emplea una caja con fondo azul, de madera o de plástico, llena de arena. Las cajas de plástico permiten añadir agua y moldear la arena mojada.

En silencio, se van colocando diferentes figuras en la caja de arena, que representan elementos o personajes, reales o ficticios. Entre estas figuras encontramos personas, animales y plantas, construcciones, medios de transporte, señales o divisores naturales (rocas, troncos), elementos fantásticos, personajes de películas, accesorios, etc.; todo tipo de arquetipos o elementos cotidianas. Cuantos más elementos haya a disposición de la persona, mayor será su capacidad de representación.

Al colocar estas figuras en la caja de arena, las personas proyectan a nivel externo lo que necesitan elaborar a nivel interno. El proceso en sí, la simple acción de colocar las figuras en la caja y su observación, es terapéutico y sanador. Además, al no haber verbalización no se da transferencia ni contratransferencia entre la persona y la terapeuta.

En el caso del trabajo con niños y niñas el proceso se puede realizar de dos maneras. Siguiendo el método sandplay y pidiéndoles que coloquen las figuras (arquetipos) según les llamen la atención sin necesidad de un orden o una lógica, o pidiéndoles que creen un «mundo».

LOS ARQUETIPOS JUNGIANOS Y EL INCONSCIENTE COLECTIVO

El término «arquetipo» tiene sus orígenes en la antigua Grecia. En griego, arjé significa fuente u origen, y tipos significa modelos. La combinación de ambos términos se traduciría como «modelo original», es decir, un patrón único que se copia o se deriva para hacer el resto de los modelos.

Jung usó este concepto de modelo único y lo incorporó a sus teorías psicológicas sobre el inconsciente colectivo. Para este psicólogo y pensador, los arquetipos eran patrones universales que residían en el inconsciente colectivo de todos los seres humanos de cualquier cultura y momento temporal. Así, los arquetipos junguianos son conceptos que forman parte de nuestra motivación más básica y a través de los cuales evolucionamos.

El inconsciente colectivo es clave para las teorías de la mente de Jung, ya que contiene los distintos arquetipos.

En lugar de pensar que nacemos como una tabula rasa («pizarra en blanco», en latín) y nos vemos influidas puramente por nuestro entorno, Jung propuso que nacemos con un inconsciente colectivo. Este inconsciente contiene un conjunto de recuerdos e ideas compartidas, con los que todas podemos identificarnos, independientemente de la cultura en la que hayamos nacido o el período de tiempo en el que vivamos. No podemos comunicarnos a través del inconsciente colectivo, pero sí reconocemos algunas ideas de manera innata, incluidos los arquetipos.

Núria Gros Carmona: «Hay niños y niñas que conectan muy bien con la caja de arena y tienen la necesidad de hacerla bastante seguido. He acompañado procesos terapéuticos que han sido básicamente con la caja de arena. Hay otros niños y niñas que te entran en sala y no son capaces de tocar la caja. Muchas veces observo las que pueden conectar con lo que les está sucediendo a nivel interno acceden mejor a la caja de arena. Y las que están más bloqueadas, que aún no están tan disponibles para conectar con lo que les está sucediendo emocionalmente, generalmente les cuesta más acercarse.»

Núria Gros Carmona: «Algo importante de la caja de arena es que los niños y niñas crean un mundo basándose en sus vivencias internas i/o externas y las representan a nivel simbólico. Este espacio de representación les permite una expresión genuina de sí mismas. Otro hecho importante es que en este proceso les acompaña un adulto o adulta que es sumamente respetuosa y que simplemente observa y valida lo que hace. A veces es un proceso que se puede hacer en completo silencio. En este espacio los adultos y adultas dejamos de ser protagonistas, qué es lo que generalmente somos. Aquí el proceso es de los niños y las niñas»